miércoles, 26 de octubre de 2011

De verdad, ¡el tamaño no importa!

El pene está siempre bajo mucha presión. Sus dueños siempre quieren más de él: que aguante más, que funcione mejor y por supuesto, que sea más grande. El tema del tamaño y la insatisfacción de los hombres con el tamaño que tiene su pene es milenario. Y no exagero, las primeras “técnicas” para el alargamiento de pene datan de los sumerios, la primera civilización humana conocida, hace unos 5 mil años. Esa “técnica” no funcionó y 5 mil años después seguimos buscando, todavía sin éxito, una que lo haga, es decir, llevamos 5 mil años desenfocados de lo realmente importante.
Últimamente se ha estado hablando del “Síndrome del pene pequeño” que se refiere a hombres que sienten que tienen un pene demasiado pequeño cuando objetivamente tiene un tamaño promedio. Ésta creencia afecta sus vidas, ya que daña su autoestima y su habilidad de involucrarse sexualmente con una pareja, por miedo a no ser un buen amante. Aquí un poco de perspectiva:
  • El tamaño promedio del pene erecto es de entre 10 y 15 cms y entre 12 y 13 cms de circunferencia en el tronco medio, que es la parte más ancha.
  • La vagina en reposo mide unos 7 cms de profundidad y una vez excitada puede crecer hasta 14 cms.
  • La vagina sólo tiene sensibilidad los primeros 3 cms contando desde la entrada. El resto del canal vaginal no tiene sensibilidad.
  • El 85% de las mujeres están contentas con el tamaño del pene de su compañero y las que se quejan, en su mayoría, es porque es demasiado grande y la penetración se vuelve dolorosa.
  • Sin embargo, el 45% de los hombres están insatisfechos con el tamaño de sus penes porque los consideran demasiado pequeños.
  • Sólo el 0.6% de los hombres tiene un micropene, una condición en la que el pene mide menos de 5 cms en erección, aunque es totalmente funcional.
Por otra parte, los estudios indican que cuando una mujer mide que tan satisfactoria fue una relación sexual no se refiere ni al tamaño del pene de su amante, ni siquiera al haber llegado o no al orgasmo, sino la conexión emocional que pudieron hacer con su pareja antes, durante y sobretodo, después del sexo. Sí, el famoso “acurrucamiento” es lo que, al final, define un buen amante, es lo realmente importante.


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