martes, 20 de septiembre de 2011

Como Recuperar Energía al Equilibrar el pH de la Sangre

Si usted se siente fatigado con frecuencia y nota que tiene poco vigor para emprender sus tareas cotidianas, tal vez la energía de su cuerpo esté débil o en un punto bajo.

Normalmente nuestra sangre debe mantener un equilibrio entre su acidez y alcalinidad, que se determina por la concentración de iones de hidrógeno. Cuando este equilibrio se altera, también lo hace el metabolismo y entonces se habla de acidosis y alcalosis.

En muchas ocasiones, el exceso de ácido en la sangre lo determina la alimentación, aunque también lo hacen producen algunas enfermedades. Cuando el pH (potencial de Hidrógeno) está en equilibrio, nos sentimos bien y cuando se altera, sentimos cansancio y comienzan alteraciones en el cuerpo que pueden desencadenar trastornos como obesidad, osteoporosis, enfermedades del riñón, tumores malignos y muchas otras enfermedades que sólo pueden desarrollarse en un medio ácido.

Esto sucede así, porque los glóbulos rojos de la sangre se deforman y son incapaces de transportar todo el dióxido de carbono a los pulmones para su eliminación. En ocasiones se nos acelera la respiración ya que nuestro cuerpo nos pide más oxígeno y menos dióxido de carbono. Otros síntomas de exceso de ácido son problemas relacionados con la digestión como: acidez, pesadez de estómago, cansancio, somnolencia, etc.

Si nuestra alimentación diaria es muy baja en calorías o muy rica en proteínas animales, podemos desequilibrar el pH del cuerpo y provocar acidez excesiva en la sangre y por consiguiente, nuestra energía decae poco a poco.

Si deseamos equilibrar nuestro cuerpo y recuperar nuestra energía, debemos reducir el consumo de productos ácidos (carnes, grasas animales, conservadores químicos, etc.) y aumentar los productos alcalinos (verduras, frutas, hortalizas, semillas, etc.). Además los alimentos de menor valor energético, suelen ser los más ácidos. Si se toman exceso de alimentos ácidos, pronto habrá más sensación de hambre prolongada ya que no se cuenta con la energía suficiente para hacer una buena digestión y las funciones de la vida cotidiana.

En su sabiduría natural, la sangre tratará a toda costa de mantener su pH (ligeramente alcalino) y para ello ha de difundir hacia los tejidos el exceso de ácidos. Allí, los ácidos serán recogidos por la linfa. El sistema linfático es un sistema circulatorio unidireccional que recoge desechos y también productos de los tejidos. Los ganglios, entre otras funciones, hacen de estaciones depuradoras. Finalmente, la linfa limpia, procedente de todos los vasos linfáticos del cuerpo, desemboca en la vena cava, antes de su entrada en el corazón.

Cuando la linfa recoge demasiados ácidos, lo que primeramente puede resultar afectado es el sistema inmunológico o de defensas. El exceso de acidez perturba a los linfocitos (células encargadas de defendernos frente a las infecciones y que se preparan para ello en los ganglios linfáticos). Estos no pueden cumplir debidamente sus misiones.

Cuando la acidez es tanta que no puede ser totalmente absorbida por el sistema linfático, se acidifican todos los tejidos de nuestro cuerpo. Riñones, pulmones y piel y también deben encargarse de eliminar ácidos.

Aunque muy generalizada la explicación, eso es lo que ocurre cuando se aporta en la dieta un exceso ácido y no se puede neutralizar y eliminar satisfactoriamente. Las consecuencias, tarde o temprano, darán lugar a problemas tales como:

Fatiga crónica.
Nerviosismo, irritabilidad, tendencia a la depresión.
Dolores en las extremidades.
Dolor de cabeza.
Tendencia a sufrir infecciones repetitivas de cualquier tipo.
Las más frecuentes pueden ser resfriados, amigdalitis, faringitis, bronquitis, cistitis e infecciones genitales.
Inflamaciones frecuentes que curan lentamente.
Problemas dentales.
Malestares gástricos e intestinales.
Cálculos renales y en la vesícula biliar.
Irritaciones de la piel, generalmente por el sudor ácido.
Eczemas, predisposición a las infecciones por hongos.
Calambres, contracturas (predisposición a padecer lumbago, ciática y tortícolis).
Desmineralización ósea.
Agravamiento de los procesos alérgicos.
Insomnio.

La excesiva acidez de su medio, en un grado mayor, puede producir desequilibrio en la reproducción de las células, que es la definición más breve del cáncer. Por eso, las dietas que se son eficaces para prevenir el cáncer están formadas mayoritariamente por alimentos que ceden álcalis al organismo. Vamos a ver a continuación cuales son:

ALIMENTOS DE REACCIÓN ALCALINA

Todas las frutas, incluidos los cítricos. Estos son ácidos por contener ácido cítrico, pero en el organismo su parte ácida es eliminada en la respiración dejando en su lugar una gran cantidad de elementos alcalinos.

Todas las verduras. Incluidas las semillas germinadas y tubérculos, especialmente las papas.

Leche y derivados, excepto quesos fuertes.

Otros: yema de huevo.

ALIMENTOS DE REACCIÓN ÁCIDA

Cereales y derivados (harinas).
Alimentos que contienen glúcidos y proteínas. Las legumbres (germinadas de reacción alcalina).
Azúcares. (La miel no da reacción ácida).
Proteínas en general. Carnes, pescados, huevos (sólo la clara), quesos grasos.
Alcohol y café
Tabaco y medicamentos

Se debe recordar que en una dieta sana los alimentos de reacción alcalina deben predominar sobre los de reacción ácida.

¿COMO SABER SI TENEMOS UN EXCESO ÁCIDO?

Es muy fácil. No tenemos más que medir el pH de la orina. En ella podemos ver claramente lo que el cuerpo trata de eliminar. Así, si es ácida es que nos sobran ácidos y necesitamos proveer al organismo de elementos alcalinos y lo contrario (mucho menos común) si es alcalina.

Para ello compraremos en la farmacia o en un establecimiento que vendan material de laboratorio tiras de papel indicador de pH.

Mediremos la segunda orina de la mañana (la segunda vez que orinemos después de levantarnos de la cama). La primera orina después de despertar es muy ácida siempre porque durante el sueño el cuerpo se entrega a procesos de reparación y ajuste. En consecuencia se eliminan más ácidos.

Basta humedecer la mitad de una tira del papel indicador en la orina. Esta cambiará de color y, en un catálogo de colores que suele venir en el estuche de las tiras, observaremos qué cifra nos da. Lo normal debiera ser 7 ó 7,5 (un color verdoso). Si la cifra es menor indica un exceso ácido. Entonces deberemos seguir una dieta más alcalina hasta que se normalice. Lo podemos medir todos los días, es extremadamente sencillo.

Cuando ya la segunda orina de la mañana se mantiene en el pH óptimo observaremos como muchas molestias que posiblemente sufriéramos tienden a desaparecer.

FACTORES QUE CONTRIBUYEN A CONTRARRESTAR LA EXCESIVA ACIDEZ

* Dieta donde abunden los alimentos de reacción ácida.
* Ejercicio físico.
* Buena oxigenación (mejora de la capacidad respiratoria).
* Beber abundante agua natural.
* Sueño reparador y la relajación.
* Las emociones positivas (alegría, optimismo...).

También puede haber alcalinidad en la sangre y se detecta fácilmente midiendo el pH urinario. No es lo habitual. Se contrarresta aumentando la ingesta de alimentos ácido-reactivos.

Así que uno de los secretos para tener más vitalidad y resistencia frente a las enfermedades consiste en hacer predominar los alimentos alcalino reactivos en nuestra alimentación diaria.

Ayudar al cuerpo a equilibrar su pH.

Jugo de repollo
Esta receta se usa también para la úlcera gástrica y para la colitis.
Se exprime el jugo de hojas de repollo frescas y sanas y se toma lo equivalente a una copita del jugo en ayunas y después de los alimentos. También se pueden comer las hojas machacadas o en ensaladas. Este tratamiento se debe hacer por 4 o 5 semanas. Si el repollo le causa gases o distensión del abdomen, se debe utilizar una hierba que contrarreste este efecto.

Maceración de semillas de linaza.
Se agrega una cucharada de semillas de linaza a una taza de agua fría y se deja reposar por 12 horas. Se toma la maceración junto con las semillas.

Infusión de manzanilla
Se toman dos cucharaditas de flores de manzanilla en una taza de agua caliente, se tapan y se dejan reposar durante 10 minutos. Tomar la manzanilla tres veces al día entre comidas.

Agua de bicarbonato con limón.
1 cucharadita de bicarbonato.
1/2 vaso de agua.
jugo de 1/2 limón.
Preparación:
Disolver el bicarbonato en agua Dejar reposar unos minutos y añadir el jugo de limón.

Preparar y tomar dos o tres veces al día.

Agua de Papa
Se rebana una papa cruda y se pone a reposar en dos litros de agua. Se refrigera y esta agua de papa se toma como agua de uso.

Jugo de Sábila
Se licua un trozo de sábila con agua, un poco de miel y el jugo de un limón y se bebe a diario.

Jugo de Papa
En el extractor de jugos se prepara una copita de jugo y se bebe disuelto en un poco de agua.

Revista Mundo Natural http://www.revistamundonatural.com/noticia.cfm?n=497#ixzz1YXYTafFD


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