Existen estigmas y mitos alrededor de los homosexuales y las lesbianas, uno de ellos es el relacionado con la infidelidad, porque dicen que somos más infieles que los heterosexuales.
La realidad es que la infidelidad existe en hombres y mujeres de todas las edades, de cualquier orientación sexual, en todas las culturas, religiones y niveles sociales.
De acuerdo con los psicólogos Strean, Masters y Jonson, el hecho de involucrarse en una infidelidad indica la inmadurez e incapacidad emocional de la persona de entregarse emocional y sexualmente a su pareja.
En una relación lésbica, la infidelidad puede surgir cuando una de ellas se enamora de otra o tiene una aventura con otra mujer; y va desde un beso y un faje ocasional, hasta una relación sexual.
Para muchas lesbianas la infidelidad es traición al amor y a lo construido; sin embargo, para la infiel representa una salida de una relación agobiante o falta afecto.
De acuerdo con el libro Homosexualities, de Bell y Weinberg, las mujeres lesbianas valoran menos que los hombres gay la promiscuidad sexual y la variedad de parejas sexuales, además de que toleran menos la no exclusividad sexual.
Cuado se produce la infidelidad en una pareja lésbica surge la decepción y la autoestima se ve afectada (¿es ella más que yo?). El sentido de pertenencia y exclusividad que creían tener ocasiona celos, violencia, depresión.
Es inevitable conocer a mujeres que nos gusten estando con alguien más, pero depende de cada quien propiciar un encuentro o que se quede en la simple atracción.
Quienes inician una aventura encuentran emocionante el sentirse deseadas y esto viene a refrescar la monotonía o el encanto que falta con la pareja. Esta es una salida fácil, lo importante es hablar de cómo se siente cada quien en la relación.
En una pareja lésbica se debe mantener la comunicación. Aunque el amor esté presente, la sexualidad y los detalles son aspectos importantes. Debido a los pocos espacios que hay para mujeres lesbianas, es común que la infidelidad se dé generalmente con alguien cercano, alguna amiga, alguna conocida, una ex.
A veces es más fácil descubrir o ser cómplices de una infidelidad de alguien que conocemos, porque los espacios son pocos y siempre hay alguien que conoce a una de ellas.
Ahora, las lesbianas tenemos más libertad sexual, somos más independientes y no existe el riesgo de quedar embarazada, ni el tener que estar en una relación por los hijos o por un contrato matrimonial, a menos que se lleve una doble vida.
Para las lesbianas no es muy común que se dé la pareja abierta, la sexualidad entre amigas o encuentros sexuales ocasionales. Algunas lesbianas se sienten tan afectadas por la infidelidad de la pareja que piensan enseguida en romper la relación, por la perdida de confianza.
A nadie se le obliga a que viva en pareja o que establezca una relación de dos, pero quien esté dispuesta a estar en pareja tiene que respetar el compromiso que se establece en una relación y debe tener claro qué quiere cada quien. Nuestra vida social actual ofrece más posibilidades de comunicación, de conocer a alguien que nos guste.
Lo cierto es que todas tenemos poder de elección y de decisión, no hacemos algo que no queremos hacer. Si somos infieles es porque queremos serlo. A pesar de ello, es erróneo considerar que todos los colectivos de trabajo, los bares, las reuniones, el ambiente y las amistades son peligros para la relación. Es la persona quien decide su estilo de vida, no el ambiente.
Algunas parejas acuden a terapia para poder hablar de sus angustias cuando descubren una infidelidad. Algunas logran salvar la relación y otras se dan cuenta que es la consecuencia para dar por terminada la relación. Existen organizaciones de apoyo a la diversidad sexual en donde hay psicolog@s que pueden darte orientación y terapia individual y de pareja, consúltalos.
De acuerdo con los psicólogos Strean, Masters y Jonson, el hecho de involucrarse en una infidelidad indica la inmadurez e incapacidad emocional de la persona de entregarse emocional y sexualmente a su pareja.
En una relación lésbica, la infidelidad puede surgir cuando una de ellas se enamora de otra o tiene una aventura con otra mujer; y va desde un beso y un faje ocasional, hasta una relación sexual.
Para muchas lesbianas la infidelidad es traición al amor y a lo construido; sin embargo, para la infiel representa una salida de una relación agobiante o falta afecto.
De acuerdo con el libro Homosexualities, de Bell y Weinberg, las mujeres lesbianas valoran menos que los hombres gay la promiscuidad sexual y la variedad de parejas sexuales, además de que toleran menos la no exclusividad sexual.
Cuado se produce la infidelidad en una pareja lésbica surge la decepción y la autoestima se ve afectada (¿es ella más que yo?). El sentido de pertenencia y exclusividad que creían tener ocasiona celos, violencia, depresión.
Es inevitable conocer a mujeres que nos gusten estando con alguien más, pero depende de cada quien propiciar un encuentro o que se quede en la simple atracción.
Quienes inician una aventura encuentran emocionante el sentirse deseadas y esto viene a refrescar la monotonía o el encanto que falta con la pareja. Esta es una salida fácil, lo importante es hablar de cómo se siente cada quien en la relación.
En una pareja lésbica se debe mantener la comunicación. Aunque el amor esté presente, la sexualidad y los detalles son aspectos importantes. Debido a los pocos espacios que hay para mujeres lesbianas, es común que la infidelidad se dé generalmente con alguien cercano, alguna amiga, alguna conocida, una ex.
A veces es más fácil descubrir o ser cómplices de una infidelidad de alguien que conocemos, porque los espacios son pocos y siempre hay alguien que conoce a una de ellas.
Ahora, las lesbianas tenemos más libertad sexual, somos más independientes y no existe el riesgo de quedar embarazada, ni el tener que estar en una relación por los hijos o por un contrato matrimonial, a menos que se lleve una doble vida.
Para las lesbianas no es muy común que se dé la pareja abierta, la sexualidad entre amigas o encuentros sexuales ocasionales. Algunas lesbianas se sienten tan afectadas por la infidelidad de la pareja que piensan enseguida en romper la relación, por la perdida de confianza.
A nadie se le obliga a que viva en pareja o que establezca una relación de dos, pero quien esté dispuesta a estar en pareja tiene que respetar el compromiso que se establece en una relación y debe tener claro qué quiere cada quien. Nuestra vida social actual ofrece más posibilidades de comunicación, de conocer a alguien que nos guste.
Lo cierto es que todas tenemos poder de elección y de decisión, no hacemos algo que no queremos hacer. Si somos infieles es porque queremos serlo. A pesar de ello, es erróneo considerar que todos los colectivos de trabajo, los bares, las reuniones, el ambiente y las amistades son peligros para la relación. Es la persona quien decide su estilo de vida, no el ambiente.
Algunas parejas acuden a terapia para poder hablar de sus angustias cuando descubren una infidelidad. Algunas logran salvar la relación y otras se dan cuenta que es la consecuencia para dar por terminada la relación. Existen organizaciones de apoyo a la diversidad sexual en donde hay psicolog@s que pueden darte orientación y terapia individual y de pareja, consúltalos.
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